Se trata de la transformación de un edificio en desuso en un espacio público cubierto en la plaza de Larrabetzu. El proyecto, galardonado con varios premios de arquitectura, surgió ante la falta de espacios cubiertos en el centro urbano y aprovecha la integración del edificio anexo al ayuntamiento para complementar el entorno.

El nuevo espacio se define por una estructura abierta y permeable de madera laminada, que protege de las inclemencias sin dejar de ser luminoso y ventilado. Se respeta la volumetría original y se recupera la fisionomía de la medianera, integrando elementos como escaleras y fuente, favoreciendo la asimilación por parte de los habitantes.

El edificio cuenta con dos plantas: una baja diáfana con barra multiusos y una entreplanta accesible desde el exterior, que se conectará al ayuntamiento tras su rehabilitación, lo que incrementa la versatilidad del espacio. La disposición de los pilares y accesos mejora la permeabilidad visual y funcional, y la iluminación LED ofrece eficiencia y ambiente nocturno.

Los materiales empleados, madera, piedra y hormigón tratado, garantizan una integración respetuosa y contemporánea. La intervención realza la casa consistorial y armoniza la nueva construcción con el entorno histórico de la plaza.