La Bolsa de Bilbao se constituyó el 21 de julio de 1890 y su apertura se produjo en 1891, pero no fue hasta 1905 cuando dispuso de edificio propio. El emplazamiento elegido fueron los terrenos de la Concordia, junto a la estación de los Ferrocarriles del Norte y muy próximos a la incipiente zona bancaria que estaba emergiendo en el primer ensanche. Se contó, para el desarrollo del proyecto y la obra, con las aportaciones del arquitecto Enrique Epalza. En mayo de 1905 se inauguró la definitiva sede, momento en que la Bolsa de Bilbao se consolidaba como centro mercantil clave para las transacciones bursátiles que se llevaban a cabo en Vizcaya.

Epalza desarrolló un proyecto sencillo, funcional y elegante cuya imagen formal se recrea en un decantado eclecticismo, de lectura muy distinta a otras de sus obras modernistas, como el Hospital de Basurto. Utilizó un lenguaje que cubría las expectativas de monumentalidad, que podrían presidir las ideas conceptuales del encargo, y que, sin embargo, permitía un desarrollo funcional del nuevo modelo edificatorio.

En dicho modelo destaca la inclusión de la sala donde se llevaba a cabo el corro en base al cual se producían las transacciones. El resto de la obra corresponde a criterios funcionales y, ocasionalmente, de representatividad.