La propuesta de Cerdá (Plan Cerdá) para el ensanche barcelonés tuvo una gran repercusión en todas las ciudades europeas y en parte del mundo.

Autor S. Achúcarro; O. de Alzola; E. de Hoffmeyer
Año 1876
Dirección Portuko Markesaren kalea, 2
GranVía
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Desde su fundación en 1300 y hasta el siglo XVI la ciudad apenas se había extendido más allá de su recinto amurallado, en lo que hoy conocemos como las siete calles, salvo algunos arrabales de crecimiento desordenado. A partir del siglo XVI se inició una tímida expansión extramuros hacia el norte con una estructura radial que culminó con la construcción de la Plaza Nueva a mediados del siglo XIX.

En el último tercio de este siglo las condiciones de hacinamiento e insalubridad que existían en el recinto de la ciudad histórica, unidas a la necesidad de expansión territorial, hicieron que todas las miradas se dirigieran hacia la margen izquierda de la Ría, hacia la vega de Abando, el único territorio próximo capaz de albergar, por su tamaño y sus condiciones topográficas, la tan ansiada expansión urbana.

Existieron dos proyectos de ampliación de Bilbao que precedieron al que finalmente se llevó a cabo. El primero fue el llamado Puerto de la Paz que redactó Silvestre Pérez en 1801. Promovido por las Juntas del Señorío de Vizcaya buscaba conseguir para la nueva ciudad el monopolio del tráfico marítimo y del poder mercantil, ignorando a la ciudad histórica con la que ni siquiera establecía un puente de comunicación. Este ambicioso proyecto no se llevó a la práctica.

Tuvieron que transcurrir sesenta años para que la saturación que ya sufría la villa impulsara el segundo proyecto de ampliación, que se encargó al ingeniero Amado Lázaro y que fue redactado en 1862. La propuesta de Lázaro estaba directamente influenciada por el plan que Cerdá había elaborado unos años antes para Barcelona, con unas manzanas y unas calles de idénticas dimensiones que hacían que la estructura final se asemejara mucho a la experiencia catalana. En general era una propuesta sensata a nivel funcional pero ambiciosa en cuanto a las dimensiones de las calles, de los espacios libres y de las edificaciones. Finalmente tampoco fue aprobado por los organismos pertinentes.

El equipo redactor del proyecto del Ensanche (1876) estuvo compuesto por tres profesionales que desarrollaban su labor en Bilbao en esos años.

Pablo Alzola. Ingeniero. Autor, entre otros proyectos, de algunos trazados ferroviarios y del puente de hierro de San Francisco sobre la Ría. También tuvo una destacada trayectoria política e institucional ocupando puestos como la alcaldía de Bilbao o la presidencia de la Diputación de Vizcaya.

Ernesto Hoffmeyer. Ingeniero. Trabajó en la conducción de aguas a Bilbao y diseñó el nuevo puente de San Antón y el puente de La Merced. También ocupó numerosos cargos relacionados con temas de navegación marítima y puertos.

Severino Achúcarro. Arquitecto. Introductor de la tendencia eclecticista de la arquitectura en Bilbao y cabeza visible de lo que se denominó años después como la 1ª Generación de Arquitectos del Ensanche. Proyectó edificaciones significativas como la Estación de la Concordia, la sede de la Sociedad “El Sitio” o el Hotel Términus. Dotado de una gran sensibilidad artística mantuvo una estrecha relación con la cultura francesa y formó parte de la Comisión de monumentos de Vizcaya.