La primera extensión del recinto histórico de la villa de Bilbao se produjo en forma “radial”, con la incorporación de las “rondas” o calles periféricas y la expansión hacia el norte, hacia la zona del Arenal, ampliándose el ámbito de las siete calles con otras, que cobrarían gran importancia comercial, como Bidebarrieta o Correo.

Y en el extremo nordeste de esta primera extensión se encontraba el barrio de Zurradores (“zurrar” las pieles, curtirlas), un lugar estratégico al suponer el punto de conexión entre el recinto histórico de la Villa y el barrio de Pescadores de San Nicolás, y la playa del Arenal, una marisma inundable en las épocas de mareas altas. Y precisamente este fue el lugar elegido para la construcción de una nueva plaza que diera el relevo a la Plaza Vieja del Mercado.