El primer rascacielos de la villa ofrece unas vistas imponentes del Botxo. Descubre una imagen única de los inicios de la Villa
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El rascacielos de Bailén, inspirado en la arquitectura en altura de Chicago del siglo XIX y con una planta cuadrada de doce metros de lado y cuarenta y tres de altura, es el primer rascacielos de Bilbao. El proyecto se entiende más como una intervención urbanística que como una construcción en altura. Se trata de un espacio de terraza-mirador sobre la Ría, así como un elemento de comunicación entre el Casco Viejo y el Ensanche a través del atrio de la Estación de la Concordia.
La verticalidad de la nueva construcción permite, precisamente, la liberación de este espacio así como la visión de la fachada de la estación desde la parte baja de la ciudad. Los arquitectos plantean un edificio de oficinas con dos cuerpos: uno bajo que actúa como continuación de los edificios existentes del muelle de la Naja y que retoma la tipología de huecos y porches de los edificios adyacentes y otro en altura que remata el conjunto. Este elemento vertical supone un hito representativo, que se destaca desde el espacio del Arenal.
La estructura se sustenta en la planta sótano sobre enormes vigas que permiten que el espacio del andén sea diáfano. La distribución interior es clara y sencilla, dejando el núcleo de comunicaciones en la esquina con peor orientación del edificio y permitiendo una planta libre para las oficinas.
En su fachada se aprecia un cierto estilo racionalista, que estuvo muy presente en la ciudad en el segundo tercio del siglo XX, que libera al edificio de decoraciones y detalles superfluos. El rascacielos fue rehabilitado en 2013.