El teatro Campos Elíseos constituye uno de los mejores ejemplos de arquitectura modernista en el País Vasco. Ocupó el lugar conocido como “Campos Elíseos”, donde se celebraban bailes, carnavales… al aire libre. Se construyó con dos novedades tecnológicas para la época:  estructura metálica y fachada labrada en piedra artificial.

La fachada principal, que recibe el nombre de bombonera, corrió a cargo de Jean Baptiste Darroquy, quien diseñó un gran arco de herradura de estilo oriental para dar la bienvenida a los espectadores. El arco está decorado con motivos vegetales y animales, motivos típicos del estilo modernista. Está realizado en hormigón portland importado desde Inglaterra y se ancla al muro de ladrillo estructural, de forma que su realización es independiente al edificio. En la fachada destacan también las cerámicas con motivos mitológicos del artesano de Eibar Daniel Zuloaga.

La sala principal tiene una planta en forma de herradura, y está también decorada siguiendo el estilo art nouveau. Tanto el techo de la sala como la estructura metálica de vigas y columnas están muy decorados con dorados. La estructura se basa en seis pilares rematados en forma de palmera con semiarcos que van hacia el muro o hacia la cubierta rematada con una cúpula.

El edificio original ha sufrido numerosos cambios desde su construcción: en 1920 se construyó una escalera proyectada por Félix Agüero, en 1943 se demolió la escalera imperial y se construyó una nueva y se reformaron los accesos a la sala principal a cargo de Manuel Cabanyes, en 1948 Javier Barroso proyectó una reforma y ampliación del edificio comercial de la calle Bertendona. En 1978 una bomba de ETA miliar causó graves desperfectos en el teatro. En el momento los trabajadores del teatro mantenían con la empresa Trueba, propietarios del mismo, una huelga de dos meses. Las obras para la rehabilitación del edificio corrieron a cargo de Rufino Basáñez y en 1980 el teatro volvió a abrir.

En los años 90 el teatro fue sede de la Orquesta Sinfónica de Bilbao. En 1991 fue adquirido por el Ayuntamiento de Bilbao que encargó a Jesús Aldama un proyecto de restauración que sería el último hasta el gran proyecto de rehabilitación de 2010. El proyecto tenía que resolver dos problemas fundamentalmente: las filtraciones de agua en los muros y la estabilidad estructural. Entre 1995 y 1997 se construyó una nueva cubierta y se restauró la fachada. Hoy en día del teatro principal se conserva la sala y el espacio de circulación y acceso a la misma, la caja escénica y un cuerpo adyacente al lado izquierdo de la sala por el que discurría una escalera que conectaba los distintos niveles del público.

En 2003 la SGAE llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento para la restauración total del teatro. La reforma tuvo lugar en 2010, recuperó el edificio original y añadió superficie para cubrir las necesidades básicas del teatro, lo que la convirtió en una de las salas técnicamente más avanzadas de España. Tras esta renovación volvió a abrir sus puertas tras 20 años de inactividad. El proyecto de ampliación se resuelve con una solución contemporánea y neutral para no competir con el edificio existente. Se dispone una fachada de vidrio retranqueada con respecto a la alineación de la calle existente, para dejar el protagonismo a la fachada modernista original del teatro. El edificio está catalogado como Bien de Interés Cultural en categoría de Monumento.